martes, 4 de agosto de 2015

FIN DE AÑO


La fiesta que dedicamos al tiempo se celebró el 31 de diciembre a las 24:00 horas. Decidimos los que estamos aquí, festejar un tiempo que se va y otro que viene. Con el ritual de la danza, con los conjuros de la bebida y la comida, invocamos al más allá para que sigamos manteniéndonos del mismo modo o mejor. La incisión de las doce uvas es un hechizo común, que al ser así, de todos a la vez, ejerce mayor fuerza. Y es que es ésta, una dimensión que se nos presenta inmanipulable e incontrolable. Pasa a su ritmo sin prestar mayor atención al ser humano; y ante su mastodóntico poder no tenemos más opción que darle las gracias, y, una vez al año, rendirle honores, montarle el mejor de los festejos, la macrofiesta mundial.



Muchas gracias tiempo. Tiempo concedido en este año que se acaba. El 2003 un año que ya no volverá. Un tiempo pasado que al recordar se convierte en sentimiento, en poesía. Un tiempo cargado de emociones, las nuestras, las tuyas, las de cada uno. Lo bueno, lo malo, los paseos con los amigos, las copas, los besos que nos dieron, que dimos. Todo ello desaparece vertiginosamente en una espiral tiempuna que se lo lleva todo, como el remolino de un río. Doce campanadas marcaron el fin de la cuenta atrás. Y cada uno pensó en algo, recordó algo o a alguien: las manifestaciones por la paz, la desintegración del Columbia, la guerra de Irak, las 62 víctimas del Yak-42, el nuevo triunfo de R. Madrid en la Liga, el fichaje de Sir Beckham, los siete agentes emboscados y asesinados, el compromiso del Príncipe. Imágenes que impresionaron nuestras retinas y que ya forman parte de nuestra historia común, mezclándose con los recuerdos personales de cada uno. El recuerdo de las vacaciones, del caluroso verano, de las siestas envueltos en sudor y de lo bien que nos sentó el baño fresquito de la piscina, de la playa, del helado de limón a la brisa del atardecer. Los momentos apacibles de risa y emoción que la gran pantalla nos brindó con genialidades como: Las horas, Chicago, Los lunes al sol, El Retorno del Rey, The Matrix Reload…Gracias por todo ello, por todo lo que nos llenó la vida, por un suspiro, una sonrisa, un llanto, un desengaño, una esperanza, una ilusión. Los libros que leímos y las personas que conocimos que ya forman parte de nosotros, al igual que los que se fueron y que nunca olvidaremos. Adiós a Celia Cruz, Katharine Hepburn, Gregory Peck, Chumy Chumez y muchos otros, capturados por el tiempo y arrastrados con él.. El 2003 se fue, se nos dio y se deshizo dentro de cada uno de nosotros. Gracias a esto, gracias al tiempo vivido y concedido y finalmente poseído. Gracias por un tiempo, finito y valioso cargado de acontecimientos que cada uno amoldó y acomodó a la forma de su mente, al tamaño de su memoria y de su corazón.

Y a partir de las doce de la media noche del surtidor del tiempo comenzaron a brotar segundos, minutos , horas. Bebedlo con la misma ansia que el agua en el desierto. El tiempo es tan fugaz como un cohete en el cielo. Apenas empiezas a gozar de su resplandor , de sus chispas de colores, cuando ya ha desaparecido.

En el 31 de diciembre te bailamos y te reímos desde todos los rincones del planeta para que nos trates bien y nos quieras. Tiempo todo poderoso, para ti las guirnaldas, los adornos y los vestidos de lentejuelas, los brindis. A ti te celebramos, para que no nos abandones y no dejes nunca de manar.

A todos: BIENVENIDOS AL AÑO NUEVO.

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