martes, 4 de agosto de 2015

DE ERRATAS Y TARAS


A las personas sensibles solo les queda dos caminos: la neurosis o el andar siempre encabronados. A nada que uno se asoma a la realidad, a nada que uno tenga un poco de sentido de lo justo, se topa con la incompetencia, la mezquindad, el egoísmo y la estupidez de nuestro género. 

El otro día sin ir más lejos, comienzo a leer la Guía Informativa sobre el Plan de Vivienda Joven 05/08. Esa guía que forma parte de la campaña publicitaria que tantísmos euros nos habrá costado a todos los madrileñitos, gasto camuflado bajo impuestos etc. Esa campaña de la que tan orgullosa estará el/la política de turno. Una campaña de difusión en la que incluyen hasta autobús que recorre puntos para informar a los pacientes jóvenes sobre las posibilidades de hacerse con su chavolo en régimen de protección de ese. Que visto lo visto, mejor que nos ampare la Virgen, porque lo oficial y lo gubernamental como que nos deja un poco con el culo al aire.



Pues en ello me hallo , intentando aclararme de qué requisitos hay que tener para poder solicitar una vivienda de estas y me topo con una errata. Pero errata gorda. No de confundir una “m” con una “n”, sino que en un ejemplo “explicativo” ponen  y transcribo textualmente: “SUPUESTO: Una pareja de 30 y 25 años tiene unos ingresos familiares anuales de 26.6264 euros (6.033.822 pts.)....”, alzo la vista y a bote pronto sospecho que no está bien hecho el cálculo. Compruebo calculadora en mano y comienza a subirme el calor a la cara.

Así que como buena ciudadana y mirando por el interés común, llamo para informar del error. Al fin y al cabo todos metemos la pata. Aunque sospecho, que en lo presente este fallo estará impreso ya en millones de panfletillos a disposición de quienes intentan que les faciliten un poco el arduo camino que supone lo de tener morada, y nadie va a hacer nada por corregir aquello.

Y he aquí lo más grave, porque me atiende una operadora que se me pone bronca a la hora de reconocer el asunto. Me intenta aleccionar de lo que es un ejemplo, diciéndome que nada tiene que ver con el Decreto Oficial, el cual es del todo correcto. Yo le respondo que sé perfectamente lo que es un ejemplo, y pretendo, sin conseguirlo, que admita que la misión aclaratoria que tiene el mismo no la cumple, sino que más bien ejerce un efecto contrario, el de la confusión. Ella sigue en sus trece, muy brava y digna, dando argumentos torpes del tipo que todo el mundo tiene una calculadora. Tras un rato de discusión en la que yo me acaloraba y me imaginaba a la tipa, ha balbucido que lo comunicaría a Documentación, pero sin llegar a dar su brazo a torcer.

Tras colgar el teléfono la indignación ha hecho mella en mí de tal forma que he tardado minutos en volver a mi estado de laxitud, propia del que cree que se pude llegar a vivir en un mundo parecido al de Walt Disney.

Me he interrogado a mí misma si la lucha merece la pena, si es buena esta postura de indignarse cuando por ejemplo, una ministra se gasta 37.000 euros de las arcas públicas para equiparse un despachazo de 77 metros cuadrados a la última moda de diseñadores guays, o mejor permanecer como la gran masa aletargada frete a la tele, anestesiando el alma y vaciando la mente.

Si al fin y al cabo seguimos con en la antigua Roma: dales pan y circo y no se preocuparan de la corrupción en torno al César, dales Grandes Hermanos, Casas de tu vida y Coca-Cola y les podrás chulear hasta el tuétano sin que se enteren. Bueno, y si se enteran da igual, porque esto es lo que hay. Y de momento no se conoce otro planeta habitable.

Retornada ya a mi estado de tranquilidad, preferiré permanecer en guardia, por si se presenta el momento de asestar estocadas. Más que por la esperanza de conseguir cambios, por vengar la suerte de los justos que a lo largo de los siglos se dejaron la sangre y la piel por la torpeza y ruindad de muchos otros.

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