A las personas
sensibles solo les queda dos caminos: la neurosis o el andar siempre
encabronados. A nada que uno se asoma a la realidad, a nada que uno tenga un
poco de sentido de lo justo, se topa con la incompetencia, la mezquindad, el
egoísmo y la estupidez de nuestro género.
El otro día sin ir más lejos,
comienzo a leer la Guía Informativa sobre el Plan de Vivienda Joven 05/08. Esa
guía que forma parte de la campaña publicitaria que tantísmos euros nos habrá
costado a todos los madrileñitos, gasto camuflado bajo impuestos etc. Esa
campaña de la que tan orgullosa estará el/la política de turno. Una campaña de
difusión en la que incluyen hasta autobús que recorre puntos para informar a
los pacientes jóvenes sobre las posibilidades de hacerse con su chavolo en
régimen de protección de ese. Que visto lo visto, mejor que nos ampare la
Virgen, porque lo oficial y lo gubernamental como que nos deja un poco con el
culo al aire.
Pues en ello me hallo , intentando
aclararme de qué requisitos hay que tener para poder solicitar una vivienda de
estas y me topo con una errata. Pero errata gorda. No de confundir una “m” con
una “n”, sino que en un ejemplo “explicativo” ponen y transcribo
textualmente: “SUPUESTO: Una pareja de 30 y 25 años tiene unos ingresos
familiares anuales de 26.6264 euros (6.033.822 pts.)....”, alzo la vista y a
bote pronto sospecho que no está bien hecho el cálculo. Compruebo calculadora
en mano y comienza a subirme el calor a la cara.
Así que como buena ciudadana y mirando
por el interés común, llamo para informar del error. Al fin y al cabo todos
metemos la pata. Aunque sospecho, que en lo presente este fallo estará impreso
ya en millones de panfletillos a disposición de quienes intentan que les
faciliten un poco el arduo camino que supone lo de tener morada, y nadie va a
hacer nada por corregir aquello.
Y he aquí lo más
grave, porque me atiende una operadora que se me pone bronca a la hora de
reconocer el asunto. Me intenta aleccionar de lo que es un ejemplo, diciéndome
que nada tiene que ver con el Decreto Oficial, el cual es del todo correcto. Yo
le respondo que sé perfectamente lo que es un ejemplo, y pretendo, sin
conseguirlo, que admita que la misión aclaratoria que tiene el mismo no la
cumple, sino que más bien ejerce un efecto contrario, el de la confusión. Ella
sigue en sus trece, muy brava y digna, dando argumentos torpes del tipo que
todo el mundo tiene una calculadora. Tras un rato de discusión en la que yo me
acaloraba y me imaginaba a la tipa, ha balbucido que lo comunicaría a
Documentación, pero sin llegar a dar su brazo a torcer.
Tras colgar el teléfono la indignación
ha hecho mella en mí de tal forma que he tardado minutos en volver a mi estado
de laxitud, propia del que cree que se pude llegar a vivir en un mundo parecido
al de Walt Disney.
Me he interrogado a mí misma si la
lucha merece la pena, si es buena esta postura de indignarse cuando por
ejemplo, una ministra se gasta 37.000 euros de las arcas públicas para
equiparse un despachazo de 77 metros cuadrados a la última moda de diseñadores
guays, o mejor permanecer como la gran masa aletargada frete a la tele,
anestesiando el alma y vaciando la mente.
Si al fin y al cabo seguimos con en la
antigua Roma: dales pan y circo y no se preocuparan de la corrupción en torno
al César, dales Grandes Hermanos, Casas de tu vida y Coca-Cola y les podrás
chulear hasta el tuétano sin que se enteren. Bueno, y si se enteran da igual,
porque esto es lo que hay. Y de momento no se conoce otro planeta habitable.
Retornada ya a mi estado de
tranquilidad, preferiré permanecer en guardia, por si se presenta el momento de
asestar estocadas. Más que por la esperanza de conseguir cambios, por vengar la
suerte de los justos que a lo largo de los siglos se dejaron la sangre y la
piel por la torpeza y ruindad de muchos otros.
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