martes, 4 de agosto de 2015

CACERÍA


Una intenta por todos los medios amar al prójimo tal como nos aleccionaron desde el catecismo, pero al final siempre acabas enterándote de algo o visionando una imagen que te hace odiar a un congénere hasta el mismo tuétano.

Hoy me ha pasado algo de esto, y confieso que he sentido ganas de increpar, golpear e incluso de soltar en medio del Serengueti sin más armas que sus manos, a los detenidos en Badajoz por las cacerías ilegales.




La fotografía que ilustra la noticia es la de un tigre muerto, que no ha dejado aún de ser cachorro, para retorcerme más si cabe el hígado.

Por si no saben de qué va la vaina, les cuento. Resulta que una pandilla de pendejos, dirigidos por un fulano que responde a las iniciales de M.D.M., vecino de Monterrubio de la Serena, Badajoz, se dedicaba alegremente a comprar animales: lobos y grandes felinos; a enjaularles y luego soltarles en una finca para poder asesinarlos a tiros. Estos bastardos, mal llamados cazadores, llegaban a pagar grandes sumas de dinero para tener el privilegio de abatir a una de estas piezas, despellejarla y hacerse la correspondiente foto. Por lobos, dicen los lugareños, que se han llegado a pagar 24.000 euros, cuanto no más por tigres o leones.


Entenderán como se me ha quedado el cuerpo al leer la noticia e imaginarme a las bestias agazapadas tras matorrales, esperando a que el pobre cachorro de turno, saliese de su cautiverio para ser tiroteado.

Al parecer, el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil, ya andaba con la mosca detrás de la oreja y habían descubierto restos de otros animales en esta finca llamada “Los lunares”, y pudieron actuar y pillar con las manos en la masa a los asesinos el pasado 3 de diciembre. Al acudir, tras escuchar tiros en la finca señalada, se encontraron con los satisfechos depredadores haciéndose fotos junto al animal muerto, y otra jaula con cachorros de león que hubiesen corrido la misma suerte que su compañero de rayas, de no ser por la intervención de la benemérita.

Juzguen ustedes mismos, porque en cuanto al juicio al que someterán a estos malhechores me temo será ligero. Todo se saldará con dinero y a otra cosa mariposa, o a otro cachorro comprado en circo o zoo.

Habrá quien crea exagerado armar tanto revuelo por unos cuantos ejemplares de animales, de esos que se pueden ver a cualquier hora en los documentales de la dos. Pensarán algunos que tan solo es un hobby inocente que no hace daño a nadie, puesto que tenían bien electrificado el alambre que limitaba la finca para evitar la huida de cualquiera de las presas, pero miren ustedes, yo siento debilidad por los irracionales, a los de pelo, pico, pata, me refiero, y el sufrimiento innecesario que se les pueda infringir me duele hasta lo mas hondo . No sé si es porque veo responsabilidad de estos nosotros, a los que se nos otorgó el privilegio de razonar, la de cuidar y proteger a toda manifestación de vida que sea posible, a toda la belleza y biodiversidad que se nos ha sido otorgada.

Así lo creo, como un deber de socorro ante la indefensión de los pobres animales, inocentes como niños, desvalidos como ancianos. No puedo admitir que una persona goce acabando con la vida de estos seres mucho más exclusivos que ellos mismos, por el mero hecho de regocijarse ante amigos, se su acto de valor, según ellos, puesto que meritoso no lo es por ninguna parte al utilizar armas y engaños en su desempeño.

Volverán a practicarse fechorías de esta índole. Pero cada vez que un ser humano acabe con una vida de esta manera tan ruin, deshonrosa y cobarde, toda la raza humana descenderá un escalón en mi consideración y respeto.

Que Dios en su ciclo eterno de la vida, los reencarne en cristianos romanos.


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